domingo, 30 de diciembre de 2007

SE ACABÓ OTRA VEZ!

Se acerca el fin de año; y como es costumbre debo ordenar mi closet.

Pero, ¿Qué es mi closet?... Es mi corta vida resumida en peluches empolvados, ropa vieja, zapatos sucios; pero sobretodo recuerdos, muchos recuerdos plasmados en varias hojas que narran letra tras letra cada segundo que viví en mis 17 años y medios en esta pequeña ciudad.

Pasando hojas pude retroceder el tiempo y recordar como mi adolescencia pudo afectar a mi madre, quién en un arranque de tristeza buscaba la forma más acertada de hacerme caer en cuenta de lo mal que estaba actuando.

Un periódico doblado* y colorido me devolvió la película a aquellas noches de largo, donde encerrada en mi cuarto no dormía, logrando terminar a tiempo mis trabajos del colegio; buscando siempre sacar las mejores notas y darle motivos a mi mamá para estar orgullosa.

Al tratar de encontrar el orden adecuado a mi cuarto, tomé en mis manos dos libretas con todos aquellos versos que en algún momento fueron mi medio de desahogo y la forma perfecta de expresar todo lo que sentía; libros que con rimas extrañas y muy cursis me recordaban mis primeros amores.

Pero, fue una carta en especial la que me llevó a contemplar ese inolvidable recuerdo, que hoy en día solo queda en eso…..recuerdo!

Era un 31 de Octubre; Paula dormiría en mi casa, pues sólo estábamos mi hermano y yo; mi mamá y mi papá se encontraban fuera de la ciudad.
En un arranque de inspiración escribimos una carta que tenía destinatario propio, al cuál nunca le llegaría dicho mensaje.

“ Tu eres el culpable de que todo en mi vida haya cambiado, pero no te guardo ningún rencor, te adoro con todas las fuerzas de mi corazón porque desde ese corto instante llenaste mi mundo de colores y de formas en las que siempre puedo recordarte…..**

Son las 12:17 am y aún recuerdo como si fuera ayer; aquél 30 de diciembre en que mi mamá me dijo “Arregle ese closet, mañana es 31 de diciembre, bote todo lo que no sirva, quiero empezar el año sin mugre”

Cómo típica hija no puse cuidado, salí a dar una vuelta con mis amigas y cuando regresé a casa estaba muy cansada para como para decidir qué botar y qué no; sin embargo; tenía toda la intención de levantarme a las 6am del 31 a hacerlo y para ello coloqué la alarma del celular y lo puse lejos de con el objetivo de no apagarlo mientras dormía.

Era tanto el cansancio que caí de una.
Cuando empezó a sonar el celular, me levanté tomé el celular, le di doble clic para desactivar la alarma y con él en la mano me devolví a la cama dispuesta a seguir durmiendo, pero a los segundos este volvió a sonar y un poco más consciente descubrí que era una llamada lo que estaba entrando.

- Hola; te desperté? – Preguntaron
- Tu que crees? – También pregunté
- Oye, que pena, estamos acá recibiendo a Lucho que llegó de USA, además quería hablar contigo. Tienes razón, yo debo demostrarte que realmente quiero estar contigo, y eso voy hacer – Dijo
- Y qué te hizo cambiar de decisión – Interrumpí
- He cambiado, ya estoy en la mitad de mi carrera y ahora pienso las cosas diferentes. – contesto
- Mmm – murmuré
- Mañana paso por tu casa y hablamos – concluyó
- Pero, me avisas antes de pasar - advertí
- Ok, Adios – Finalizó

Luego de aquella llamada, intenté dormir pero me fue imposible, así que aproveché y vacíe mi closet, tal como lo quería mi mamá.

Eran épocas que me llenaban de alegría. Así fuera por un ratico y estando acá me pregunto si es mejor el presente o cómo alguna vez escuche “Todo tiempo pasado fue mejor”


* fue un periódico que hice en el colegio cuando estaba en 11º, fue el mejor de la clase y lo guardo con mucho orgullo aún.

** Empecé transcribiendo toda la carta pero en la mitad me di cuenta que se pasaba de cursi, así que preferí dejarla con la sola introducción, además sentí un alivio el no haberla entregado al destinatario y saber que uno crece y deja la cursilería de lado (bueno un poco, pero la deja).